Pekín, 12 de octubre de 2025 – El Ministerio de Comercio de China respondió el 11 de octubre de 2025 a las amenazas del presidente estadounidense Donald Trump de imponer aranceles adicionales del 100% sobre importaciones chinas a partir del 1 de noviembre, calificándolas de «prácticas erróneas» y urgiendo a Washington a corregir su curso mediante conversaciones respetuosas. Esta declaración se produce en el contexto de una renovada escalada en la guerra comercial bilateral, que ha marcado el segundo mandato de Trump desde enero de 2025, y amenaza con desbaratar un frágil acuerdo temporal alcanzado en mayo.
El anuncio de Trump se realizó el 10 de octubre de 2025, vía una publicación en su red social Truth Social, donde justificó la medida como represalia a las restricciones chinas sobre exportaciones de tierras raras, materiales clave para la industria tecnológica y de defensa. Según el presidente, estos controles representan una «postura comercial extremadamente hostil» de Pekín, elevando los aranceles existentes del 30% a un total de 130% en productos afectados. Fuentes como CNN y The New York Times confirman que la amenaza incluye también límites a las exportaciones de software estadounidense hacia China, con posible implementación inmediata si no hay avances en negociaciones.
China, por su parte, rechazó las acusaciones y defendió sus medidas sobre tierras raras como «legítimas» para proteger la seguridad nacional. En su comunicado oficial, Pekín advirtió que, si EE.UU. persiste en esta vía, adoptará «contramedidas firmes» para salvaguardar sus intereses, aunque no detalló su naturaleza específica. El portavoz del Ministerio de Comercio declaró: «Amenazar repetidamente con aranceles elevados no es la forma adecuada de relacionarse con China». Esta posición se alinea con reportes de AP News y CNBC, que destacan el énfasis chino en el diálogo «en igualdad de condiciones» y el respeto a consensos previos entre los líderes Xi Jinping y Trump.
Para contextualizar, esta tensión remite a la guerra comercial iniciada en 2018 durante el primer mandato de Trump, que involucró aranceles mutuos por valor de cientos de miles de millones de dólares y afectó cadenas globales de suministro. En abril de 2025, tras la reelección de Trump, EE.UU. impuso gravámenes iniciales del 145% a bienes chinos, provocando represalias de Pekín. Un avance temporal ocurrió el 15 de mayo de 2025, en negociaciones en Suiza, donde se redujeron los aranceles al 30% por un plazo de 90 días, estableciendo un canal de diálogo liderado por el viceprimer ministro chino He Lifeng y el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent. Sin embargo, el vencimiento de este período en agosto ha coincidido con retractaciones estadounidenses de exenciones y presiones a aliados como India y Corea del Sur para restringir el comercio con China.
Los datos económicos subyacentes son consistentes en al menos dos fuentes verificadas, como Reuters y Fortune. En China, los aranceles propuestos agravarían desafíos como la deflación y la crisis inmobiliaria, con el Banco Popular de China respondiendo ya con rebajas en tasas de interés del 0,25% y reducciones en requisitos de reserva bancaria para inyectar 1 billón de yuanes (aproximadamente 140.000 millones de dólares) en liquidez. En EE.UU., analistas estiman un impacto en precios al consumidor de hasta un 5% en electrónicos y baterías, contribuyendo a una caída del 2% en el índice Dow Jones el 11 de octubre tras el anuncio de Trump. Globalmente, el petróleo Brent subió un 3% en mayo por optimismo inicial, pero ahora enfrenta volatilidad, con disrupciones potenciales en el 20% de las cadenas de suministro de semiconductores.
No se observan discrepancias significativas entre fuentes: tanto AP News como CNN coinciden en la fecha del 10 de octubre para el anuncio de Trump y en la promesa china de contramedidas, aunque The Hindu menciona una «suavización» aparente de Trump al aludir a una posible reunión con Xi en Corea del Sur, interpretada por algunos como táctica negociadora sin retiro formal. Si bien detalles sobre contramedidas chinas concretas no están disponibles públicamente hasta ahora, expertos sugieren que podrían incluir restricciones a exportaciones agrícolas estadounidenses, valoradas en 40.000 millones de dólares anuales.
Para lectores interesados en valor práctico, monitorear indicadores como el índice de precios al productor de EE.UU. o el PMI manufacturero chino puede anticipar impactos. Empresas con exposición bilateral, como Apple o Huawei, podrían enfrentar costos adicionales del 10-15%, recomendando diversificación de proveedores. Analistas de TaxTMI y NPR prevén que, sin diálogo, una escalada plena podría restar 0,5% al PIB global en 2026, afectando la recuperación post-pandemia.
En resumen, esta confrontación subraya la fragilidad del comercio bilateral, que representa el 15% del intercambio global. Ambas partes han expresado disposición a negociar, pero la implementación de los aranceles del 100% el 1 de noviembre marcaría un punto de no retorno. Para actualizaciones, consultar sitios oficiales como el Ministerio de Comercio chino o la Oficina del Representante Comercial de EE.UU. es esencial.